Siendo bien consciente de su valía, es tremendamente humilde ante la excelencia de su obra.
Dándole pompa y honor al recuerdo paterno cuya “F” eleva hacia la zona alta del papel haciéndola mayor que la “M” de Manuel.
No era amante de estar quieto eternamente en un solo lugar.
El hecho de componer le hacía viajar de forma imaginaria a los muchos lugares que en su mente atesoraba.
Aún de fuerte carácter, tuvo que mostrarse muy protector con los mas cercanos haciendo un ala de gallina de la “M” hasta la “a”.
A falta de rúbrica, le gusta la sinceridad. Mesurado, es muy detallista en su trabajo. De talante brusco, termina dando un corto brochazo para reafirmarse como autor de su extensa obra.