Son una respuesta emocional compleja y perturbadora que surge cuando un sujeto percibe determinada amenaza hacia algo u alguien que considera como propio.
Ante la posibilidad de que la persona amada les preste atención, surgirán efectos oscuros que puede llevarlo a sentir envidia hacia el éxito de tal.
Nadie está exento de caer en sus redes, estando presente en todo tipo de individuos incluyendo a aquellos que parecían seguros de sí.
Por otro lado, están aquellos que son conscientes de su problema y sienten vergüenza de atesorar esos sentimientos.
A todos nos gusta ser escogidos y
amados pues nos causa gran satisfacción.
El auténtico amor eleva y cuando se
nos excluye y abandona, surge un gran sufrimiento.
La persona puede finalmente
reacomodar la situación de desamparo y volver a la carga con el tiempo y darse
una nueva oportunidad.
Pero hay desgraciadamente demasiados casos en los que
esto no es así y quedan secuelas emocionales de difícil solución.
El hecho de
tratar este tema desde la juventud, previene futuros dramas personales.
Si en toda situación diaria los fantasmas de los celos aparecen más de lo que deseásemos, es imprescindible buscar el asesoramiento de un especialista.
Tendrá que reconocer que es prácticamente imposible convivir con alguien que no cesa de desconfiar de todos y cada uno de nuestros actos.
La falta de autoestima suele estar ligada a esta conducta de acaparación.
Si consigue hallar las armas adecuadas para combatirlas, tendrá la batalla prácticamente ganada.
LOS CELOS POR LA LETRA.
Predominio del ángulo. (Ira).
Rúbrica en zig-zag. (Ira no controlada)
Mezcla minúsculas y minúsculas donde no corresponden. (Lo tuyo es
mío y lo mío también).
Barra de “t” hacia abajo. (Terquedad y tozudez)
Inclinación tumbada. (Exceso de apasionamiento)
Letra filiforme. (Ocultación de intenciones)
Letra empequeñecida. (Sentimiento de inferioridad)
Barras “t” en maza. (Brutalidad)