El análisis grafológico de Pío XII será mejor comprendido tras una breve biografía.
Pío XII.
(en latín, Pius PP. XII), de nombre secular Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli (Roma, Italia, 2 de marzo de 1876 – Castel Gandolfo, Italia, 9 de octubre de 1958), fue elegido papa número 260, desde el 2 de marzo de 1939 hasta su muerte en 1958.
Su liderazgo al frente de la Iglesia católica durante la Segunda Guerra Mundial sigue siendo motivo de análisis y controversia, principalmente en lo que respecta a la intensidad de su reacción frente a los crímenes del régimen nazi en Europa.
ANÁLISIS GRAFOLÓGICO DE PÍO XII.
Ültimo gran Pontífice de la vieja escuela que nos ha dejado un montón de intríngulis sin acabar de resolver.
Cuando este tipo de cosas suceden es de agradecer el que las técnicas grafológicas nos ayuden a resolver el enigma del personaje vinculado a su propia historia.
De escritura absolutamente caligráfica, a este pontífice le faltaban las agallas suficientes como para acometer sin más atrevidas y osadas aventuras.
Pensar y orar era sinónimo para él de «ora et labora».
«P» casi dibujada en la zona superior que también es imitada por la misma letra en minúsculas.
Deseos de agradar a Dios rodeándolo de bellezas ornamentales.
Como considero que a Dios es justamente lo que menos le importa de nosotros, pues creo que estaba errado en tales planteamientos.
Su disposición vertical absoluta ante la inclinación recalca la seriedad que mantuvo para guardar equidad en cada asunto que le tocó tratar.
Es posible que se tomase muy en serio ese versículo que dice » Que lo que tu mano derecha haga, no se entere la izquierda».
Casi convencida de que se llevó a la tumba más de un misterio del que ahora no podría precisarles.
El análisis grafológico de Pío XII es muy lento con lo que en sus deseos para ser más útil a la humanidad fue frustrado finalmente.
Y si se fijan bien en la firma, comprobarán que los trazos están diseñados a base de puntitos.
En esta disciplina se dice que son rasgos típicos de los toxicómanos, pero no es nuestro caso… creo. ¿Medicación?
Alguien comentó cuando falleció, que su salud era buena pero que trabajó tan arduamente que las fuerzas se le evaporaron por sí solas.
Bertrand Arthur William Russell, 3.º conde de Russell,
(Trellech, 18 de mayo de 1872- Penrhyndeudraeth, 2 de febrero de 1970).
Fue un filósofo, matemático, lógico y escritor británico ganador del Premio Nobel de Literatura y conocido por su influencia en la filosofía analítica, sus trabajos matemáticos y su activismo social.
Fue hijo de John Russell, vizconde de Amberley y de Katrine Louisa Stanley.
Su abuelo paterno fue lord John Russell, primer conde de Russell, quien fue dos veces primer ministro con la reina Victoria.
Contrajo matrimonio cuatro veces y tuvo tres hijos.
ANALISIS GRAFOLOGICO DE BERTRAND RUSSELL.
La extremada rectitud de las líneas corrobora la estricta educación a la que fue objeto y que mantuvo de por vida.
Trato de ser garante de la virtud social humana que tanto le preocupaba.
Precisamente esta búsqueda equitativa para reconciliar nuestras miserias existenciales es la que le lleva al pensador a sentirse muy presionado por el ambiente hasta el punto de rebajar hasta las crestas de la letra.
Me pregunto si a lo largo de su extensa obra consiguió decir al 100% todo lo que atesoraba en su interior.
Le debió encantar no obstante debatir apasionadamente con sus contemporáneos sobre mil temas distintos.
(Mucha unión de letras dentro de la misma palabra).
A pesar de que las mayúsculas destacan sobre las minúsculas, es consciente de que uno no siempre lleva la razón y procura no pasarse de listo disminuyendo su tamaño.
Los pies de la escritura o bien se presenta monolineal o con poquito juego.
También llevó la filosofía al terreno de la pareja hasta que pudo encontrar con la cuarta esposa la armonía idónea para él.
Las uniones entre letras son grafológicamente más interesantes en la zona superior de la escritura que en la inferior.
El análisis grafológico de Marlene Dietrich será mejor comprendido por usted tras una breve biografía.
Marie Magdalene «Marlene» Dietrich
(Berlín, 27 de diciembre de 1901 – París, 6 de mayo de 1992).
Actriz y cantante alemana que adoptó la nacionalidad estadounidense.
Es considerada como uno de los más evidentes mitos del séptimo Arte, y también como la novena mejor estrella femenina de todos los tiempos.
En 1937, a la vez que su carrera cinematográfica se detenía, Dietrich se nacionalizó estadounidense.
Fue una firme anti-nazi que despreció las políticas antisemitas de su tiempo.
Incluso grabó varios discos antinazis en alemán, incluyendo Lili Marlene.
Su carrera en el espectáculo terminó en 1974, cuando se rompió una pierna en el escenario.
Pasó su última década principalmente en reposo en su apartamento en la avenida Montaigne de París, Francia, tiempo en el cual no fue vista en público.
Su ceremonia fúnebre fue realizada en la iglesia de La Madeleine de París.
ANÁLISIS GRAFOLÓGICO DE MARLENE DIETRICH
La fama de mujer enigmática que desde siempre le acompañó también puede apreciarse dentro de su firma.
Sin llegar a utilizar la típica escritura filiforme que caracteriza a quienes suelen actuar de forma solapada, si camufla determinadas letras como la primera “i” o la “h”.
No obstante a la actriz le gustaba mostrarse de cara.
La “M” de su nombre no vacila al ser plasmado en la foto.
Una sospechosa torsión en la zona baja por donde se une a la “D” hace suponer que era consciente de los difíciles tiempos que le tocó vivir.
Quiso hacerse puente para hallar soluciones existenciales del momento.
Se ve que pasó sus momentos de angustia.
La falta de barra en la “t” y la vagueza al desarrollar la letra “r”, le restan un montón de posibilidades para desempeñar sus habilidades profesionales.
Diríase que personas influyentes se valieron de su imagen para conseguir fines en los que ella realmente no tenía posibilidad de modificar.
Las minúsculas comprimidas entre sí la mantenían envuelta en una estrecha ideología que variaba según cambiaban los tiempos. Si el punto de la primera “i” es elevada, la de la segunda desciende considerablemente.
La “D” del apellido no deja de ser curiosa. Escrita de manera invertida, se propone por todos los medios de dejar una gran apertura en la derecha acercándose a lo social. Pero por bajo, un agudísimo ángulo nos pone sobre aviso con tal de que si pasabas la barrera y te acercabas demasiado, pudieras llevarte un fuerte aguijonazo.