El testamenta ológrafo es un documento que tiene que estar escrito, fechado y firmado todo él de puño y letra de su otorgante como sustitutivo de una herencia.
No requiere ninguna condición formal y puede ser realizado sin notario ni testigos.
La fecha es elemento esencial, pero el acto puede darse por válido si se puede probar la época de su redacción.
En mi caso sucedió que mi abuelo paterno, ante las urgencias de su enfermedad, dejó un documento de esta índole, creo recordar que en la mesilla de noche, para el reparto de bienes antes de su muerte.
En este caso todo se realizó sin problemas familiares dada la buena fe de todos los participantes.
Como desgraciadamente esto no es así en muchos casos, la figura del perito calígrafo es insustituible.
Hay otros testamentos ológrafos que parecen falsos y, sin embargo, han sido escritos por el difunto.
Pero diversas causas naturales influyeron en el grafismo del testador, haciendo que éste modificara sensiblemente sus rasgos habituales.
Se redactan muchos testamentos ológrafos después de serios acontecimientos.
En condiciones materiales defectuosas o circunstancias algo extraordinarias: emociones violentas a causa de discusiones familiares; personas estrechamente vigiladas que tienen que burlar a sus familiares o guardianes.
Trazan apresuradamente algunas líneas febriles, sobre un papel cualquiera, aprovechando una momentánea ausencia de quienes les controlan.
Otras veces el testador comenzó a redactar sus últimas voluntades, pero con tiempo, reflexionando antes de completar el texto por si tuviese que añadir algo de lo cual no se acuerda en ese instante.
Olvida el asunto, creyendo que el escrito está completo y no se vuelve a ocupar de él.
Llegado el momento propicio, el legatario designado en ese testamento estima perfectamente lógico subsanar el olvido.
Por todo lo expuesto se comprende que el peritaje de testamentos ológrafos es una labor muy difícil y meticulosa de la que no puedo dar demasiados datos ya que es parte del secreto profesional que fielmente guardamos.
El análisis grafológico de Baltasar Garzón se entenderá mejor tras una breve biografía.
Baltasar Garzón Real
(Torres, Jaén, Andalucía, 26 de octubre de 1955).
Es un jurista español. Juez desde 1981 y magistrado del Juzgado Central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional desde 1988 hasta 2012,
Intervino en la investigación de algunos de los delitos de mayor relevancia que se produjeron en España durante esa época.
Crímenes contra la humanidad, terrorismo, terrorismo de Estado, narcotráfico, corrupción política y delincuencia económica.
El 22 de febrero de 2012 fue expulsado de la carrera judicial tras haber sido condenado por el Tribunal Supremo durante la instrucción del caso Gürtel.
ANÁLISIS GRAFOLÓGICO DE BALTASAR GARZÓN
Es más que lógico que haya adoptado un visé como firma.
Para en primer lugar, salvaguardar su identidad de personas indeseables y para acelerar los procesos en los que tenga que cumplimentar el exceso de papeleo.
De ideales totalmente triunfalistas (Arco principal que se eleva por encima de la grafía protegiéndola).
No ha dejado de meditar en la memoria histórica de determinados países pues este, es un rasgo regresivo finalizado en un picudo ángulo agudo.
Creo que considera que la inmensa mayoría de los males actuales provienen de un pasado relativamente reciente.
El uso generalizado de guirnaldas no es sino una manera de avanzar hacia el futuro de manera distendida y amigable.
Sólo en el mismo centro hay un rasgo que se perfila cual el fiel de una balanza.
Explica que él no puede remediar seguir siendo juez a pesar de todas las resoluciones tomadas en su contra.
Comienza con un óvalo considerable, cerrado herméticamente, de donde ninguna idea delirante pueda penetrar ni tampoco salir.
Prefiere hacer uso de la observación minuciosa sistemática para valorar por sí mismo el paso que debe dar a continuación.