Grafología. Somos únicos e irrepetibles.

En grafología como en la vida, somos únicos e irrepetibles.

Al nacer traemos con nosotros rasgos biológicos que nos hacen diferentes a los otros.

Lo más evidente sería por ejemplo el color de piel, de ojos, de pelo, etc.

Diferentes idiomas, costumbres culturas, etc., que mezclándose unas con otras han dan gran diversidad universal aprendiendo a comprendernos.

Esto es lo que ha generado los grandes problemas sociales, la falta de aceptación de las diferencias, la intolerancia.

Pero existe una parte en nuestro interior no visible, que también nos hace diferentes del resto, la identidad propia y nuestra naturaleza interior.

Poseemos una forma propia de ver y actuar en el desarrollo de nuestras vidas.

Por esto mismo, los humanos gozamos de unas cualidades que nos definen y distinguen.

Hasta tenemos huellas dactilares únicas.

La palabra único es la que generalmente más usamos para designar a aquello que resulta ser uno.

Cada cual toma decisiones con estrategias diversas, pero, en definitiva, todos formamos parte de una sociedad y nos regimos por guías similares.

La grafología es practicamente fundamental para detectar esta diversidad entre la población.

El genio irrepetible no es igual a uno más del montón.

Uno de los principales objetivos que todos pretendemos es aprender a respetar y potenciar la individualidad del niño.

Dentro de la escritura detectaremos facilmente las tendencias ambientales que le van influyendo durante cada etapa.

Y teniendo en cuenta que no es un ser aislado
evoluciona hacia la independencia según la calidad de las relaciones que establezca.

No podemos pretender que hagan o vean las cosas como nosotros las vemos
pues cual las vive desde su propio ángulo.

Esas diferencias están presentes desde el nacimiento y se refuerzan o suavizan a lo largo de la vida por la madurez y por el aprendizaje.

Aprender a reeducarnos es fundamental para vivir con mejor calidad manteniéndo alejadas las enfermedades físicas y mentales.