Si pretendemos encajonar una fecha exacta para los inicios de los tatuajes, vamos realmente apañados.
Es complicado.
Mas hace poco encontraron unos restos humanos con tatuajes datados del 5.000 antes de nuestra era lo que nos acerca a nuestro cometido.
Esto sucedió en Siberia y el delta del Danubio.
Remontémonos al neolítico, donde se descubrieron los primeros indicios sobre el tema.
Hablamos de una momia en un glaciar de los Alpes austro-italianos, que tenía la espalda y las rodillas tatuadas.
En el antiguo Egipto sin embargo destacaba el hábito de tatuarse sólo entre las mujeres.
Estas eran tatuadas para representar su status social y otras muchas momias eran marcadas por lo mismo.
De Egipto es de donde proviene los pigmentos de henna y en donde se utilizaban agujas de oro.
Era una moda como otra cualquiera para decorarse el cuerpo.
En Japón comenzaron a hacerlos en el siglo V a.C. pero estos llegaban hasta tal punto que no dejaban ningún punto de la piel sin cubrir.
La función de esta práctica era principalmente la de asustar a los múltiples enemigos y como forma de marcar a los criminales.
Ellos eran aislados por sus familias y esto constituía para ellos el peor de los castigos.
Se halló un libro chino que decía que los japoneses los usaban para decorarse el cuerpo, como un lienzo de los Hori, considerados maestros en el uso de la imaginación,
Pero otras civilizaciones quisieron seguir este ejemplo, sólo como ofrenda a sus Dioses.
Aproximadamente en el 1000 a. C. el tatuaje comenzó a tener entrada en las rutas comerciales de India, Japón y China.
Entre los nativos de Nortamérica el tatuaje era un rito simbólico y una única marca que permitía superar obstáculos en el camino hacia la muerte.
Se asociaba al mundo religioso y mágico.
Marco Polo relata que en su viaje a Yunán ya encontró a personas también tatuadas y sin embargo los que introdujeron el tatuaje en la sociedad occidental fueron los expedicionarios ingleses.
Se creó la fama del tatuaje entre los marineros y empezó a asociarselos con la clase más baja y con los delincuentes.
Y es que algunos marineros se embarcaban por largos periodos para evitar la justicia.
Finalmente Samuel O’Reilly, inventó la máquina de tatuar inspirada por
Thomas Alva Edison.
De ahí a los años 60, los hippies lo popularizaron a nivel artístico cosa que se mantiene hasta el día de hoy.