Es hoy en día frecuente oir por televisión que los datos policiales proporcionados por las huellas digitales son determinantes para una investigación criminal.

En la antigüedad seguramente fueron los primeros alfareros quienes cayeron en la cuenta de que en los objetos modelados quedaban impresos sus dactilares.

Estos al pasar sus dedos una y otra vez alrededor de un mismo lugar del jarrón, seguramente captaron tal singularidad.

Si dejamos actuar a nuestra imaginación, comprobarían que existían diferencias apreciables con los surcos de los de sus vecinos y… ¡en fin ! de ahí en adelante.

Sea como fuere, lo que si está demostrado por la arqueología, es que cada fabricante solía estampar la huella del pulgar en cada vasija rodeándola posteriormente con un círculo, considerándola como « pieza de propiedad privada ».

La falta de referencias escritas sobre esta primera etapa de la humanidad nos pone obstáculos para determinar quienes podrían haber sido los pioneros en esta novedosa técnica para identificar personas.

Estos hallazgos han sido clasificados en las ruinas de Mizpha (Palestina) y Kaolin, así como también en un muro de la ciudad de Ur (Caldea) del año 2800 a. C.


La gran cantidad de impresiones dactilares ha­lladas en contratos, escrituras de compraventa y otros documentos en las civilizaciones griega y romana, y especialmente en China y Japón, reflejan la utilización de los dibujos papilares como medio de identificación.

Al parecer la identificación de personas por medio de los dibujos papilares tuvo su origen en el próximo Oriente, y los chinos eran catalogados como expertos en dactiloscopia.

Fue el magistrado inglés William Herschel quien hizo la primera aplicación científica de los dibujos papilares como medio de identi­ficación personal (1858) en Hoogly Bengala (India), donde era el Jefe de Distrito del Ser­vicio Civil.

Herschel descubrió y demostró la inmutabilidad y perennidad de los dibujos dactilares, según consta en su obra The origin of the fingerprints, 1916.

Se le atribuye el uso de los dactilogramas de los dedos pulgar e ín­dice derechos para identificar a los indígenas analfabetos en asuntos civiles y a los reinci­dentes criminales en las prisiones de Bengala.

Este material se constituyó en una gran ayuda a en los tiempos de Confucio..


 
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