Cuando generalmente le preguntamos a una persona qué es lo que conoce de la grafología nos habla casi siempre del estudio de la firma.

No siempre escribimos de la misma manera que firmamos. Cuando somos jovencitos y se nos anima a buscar una que se acomode a nuestra personalidad para plasmarla en el DNI, surgen ciertos descalabros emocionales.

Y es que nadie nos va a obligar a elegir por nosotros mismos, es decisión personal al 100%.

Los insondables secretos del ego están allí dentro representados.

Pero a lo largo de nuestra vida atravesamos por cambios existenciales muy acusados por lo que la firma toma nuevos derroteros casi sin poderlo evitar.

Otras veces intentamos ser fieles a la grafía decidida inicialmente pero no nos sentimos cómodos con ella. La evolución de la misma es normal con el paso de los años.

Por esto podemos deducir que el análisis de una sola firma no es determinante pues dependemos del conjunto de unas cuantas con distintas fechas para llegar a buenos términos.